lunes, 7 de julio de 2008

Y SEGUIMOS (4º Capítulo)

Qué les puedo decir... por dónde empezar...
Estuve enferma y no tuve más remedio que meterme en la cama una semana entera, no podía hacer nada y tenía una preocupación grandísima: ¿Quién iba a reemplazar mi lugar dando vueltas carnero alrededor de la mesa? ¿Quién iba a buscar eso que no se encuentra? si ya me sentía enferma, ahora, con estas dudas que tenía más me dolía todo, incluso el alma, la ilusión y sobre todo me dolía la impotencia de no poder seguir....pero bueno, ¿Qué iba a hacer? tenía que estar en cama si o si, así que me dije: Quedáte piola, y tratá de descansar....
Y así fue, el primer día me lo dormí todo, el segundo ya tenía un poco más de ánimo, así que me puse a leer un libro que tenía por ahí, pero el tercero... el tercero empecé a tener una vaga idea en mi cabeza que se movía de un lado para el otro...
Decidí que iba a idear un plan magistral para poder alcanzar eso que yo tanto busco, así que al cuarto día tomé un lápiz, un papel y me dispuse a planearlo paso por paso...esto estaba quedando buenísimo.
Al quinto día ya tenía atajos, recovecos, lugares en donde ocultarme por si acaso y hasta había ideado una gran trampa para alcanzarlo y atraparlo, era la mejor trampa que jamás se me hubiera ocurrido en la vida.
Al sexto día me enteré que Adelfa se había muerto...que mal che, que poco le duró el casorio...pero igual eso no me impidió seguir con mi plan maestro, tenía todo en mi cabeza y en los papeles, paso por paso, vuelta por vuelta.
Esta vez si que lo iba a lograr, nada, pero nada, me lo iba a impedir, todo estaba más que claro, lo había ensayado en mi cabeza unas cuantas veces, ya me lo sabía de memoria.
Esa noche casi no dormí, estuve una semana encerrada dentro de mi habitación ideando todo este plan magistral, ya tenía al lado mío las rodilleras, el casco y sobre todo las ganas de encontrarlo.
Estuve despierta hasta que vi el primer rayo de sol asomándose por la ventana y entonces ahí nomás me calcé el equipo y salí en busca de mi mesa para dar las volteretas finales.
¿Qué les puedo decir?
Cuando llegué a la cocina abrí la puerta para entrar y que vi....mi mesa ya no estaba, me la habían cambiado mientras yo descansaba, pero eso no era lo peor de todo, en vez de una mesa redonda, me habían puesto una mesa rectangular.
¿Y mi plan? ¿En que quedaba eso? ¿Podría adaptarlo?
Les juro que lo intenté, pero no manejaba las rectas, yo estaba preparada para doblar sin parar y ahora cada vez que comenzada, me chocaba con las patas de la mesa o aparecía del otro lado. Traté muchas veces, pero nunca lo logré.
Que lejos que estoy... y yo que pensé que mi plan era magistral. Que mala pasada que me jugaron.
Pero bueno, ya me deprimí lo que me tendría que haber deprimido, ahora hay que seguir para adelante...no sé...quizás trate de hacer otro plan o busque otra forma de atraparlo...ni la trampame sirve ya. No engaño a nadie, soy un fiasco.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

wowwwww!!

me encanta , me encanta cuando florecen las cosas y uno las va poniendo y escribiendo y eso se nota que lo haces. Admiro esas mentes que vuelan y pueden escribir algo tan lindo como las cosas que te salen.

Muaaaaaaa!! muchachita sos DIVINA! SABELOOOOO!!

besososososos

Juancho!

Odradek dijo...

Nota inconclusa de Morelli:
No podré renunciar jamás al sentimiento de que ahí, pegado a mi cara,
entrelazado en mis dedos, hay como una deslumbrante explosión hacia la luz,
irrupción de mí hacia lo otro o de lo otro en mí, algo infinitamente cristalino que
podría cuajar y resolverse en luz total sin tiempo ni espacio. Como una puerta de
ópalo y diamante desde la cual se empieza a ser eso que verdaderamente se es y
que no se quiere y no se sabe y no se puede ser.
Ninguna novedad en esa sed y esa sospecha, pero sí un desconcierto cada vez
más grande frente a los ersatz que me ofrece esta inteligencia del día y de la
noche, este archivo de datos y recuerdos, estas pasiones donde voy dejando
pedazos de tiempo y de piel, estos asomos tan por debajo y lejos de ese otro
asomo ahí al lado, pegado a mi cara, previsión mezclada ya con la visión,
denuncia de esa libertad fingida en que me muevo por las calles y los años.
Puesto que soy solamente este cuerpo ya podrido en un punto cualquiera del
tiempo futuro, estos huesos que escriben anacrónicamente, siento que ese cuerpo
está reclamándose, reclamándole a su conciencia esa operación todavía
inconcebible por la que dejaría de ser podredumbre. Ese cuerpo que soy yo tiene
la presciencia de un estado en que al negarse a sí mismo como tal, y al negar
simultáneamente el correlato objetivo como tal, su conciencia accedería a un
estado fuera del cuerpo y fuera del mundo que sería el verdadero acceso al ser.
Mi cuerpo será, no el mío Morelli, no yo que en mil novecientos cincuenta ya
estoy podrido en mil novecientos ochenta, mi cuerpo será porque detrás de la
puerta de luz (cómo nombrar esa asediante certeza pegada a la cara) el ser será
61
397
otra cosa que cuerpos y, que cuerpos y almas y, que yo y lo otro, que ayer y
mañana. Todo depende de... (una frase tachada).